HABLEMOS DE BULLYING
1. CONCEPTO DE BULLYING
Hemos escuchado la palabra cientos de veces. En la televisión, en la radio, en el telediario de cualquier cadena.. hasta nuestro vecino nos habla de él. Y ya no hay que decir de nuestro cuñado, experto del tema y de cualquier otro que se le presente.
Escuchamos decir que es algo que se hace desde hace mucho tiempo, simplemente que en la actualidad se le ha dado nombre al concepto.
El ámbito de referencia donde escuchamos que se produce es en el educativo o en el laboral. Y eso hace que nos fijemos en un aspecto: se da entre iguales. Entre compañeros donde las condiciones tanto de estudio como de trabajo son similares.
Socialmente el concepto de bullying es utilizado incluso para describir situaciones que no lo son. Pero antes de antes de hablar de bullying, saber los tipos que existen y analizar los personajes tenemos que saber a qué estamos haciendo referencia.
Cuando hacemos referencia al concepto de bulliyng, ¿a que nos estamos refiriendo exactamente? El término se ha vinculado dentro del contexto escolar haciendo referencia a la agresión física o psicológica entre iguales, pero no necesariamente se presenta solo en un contexto determinado porque pueden haber más. Si traducimos la palabra bullying del inglés, vemos que significa matón, abusón. Bullying es la situación a la que está expuesta un estudiante de acciones negativas por parte de otro compañeros o compañeros, de manera repetida y mantenida en el tiempo.
Una definición más técnica es “la intimidación y el maltrato entre escolares de forma repetida y mantenida en el tiempo casi siempre lejos de los adultos, con la intención de humillar y someter abusivamente a una víctima indefensa por parte de un abusón o grupo de matones a través de agresiones físicas, verbales y sociales y con consecuencias de victimización psicológica y rechazo social. ” (Avilés, 2006).
Dicho de otra manera es la agresión física, verbal o social entre iguales mantenida en el tiempo, pudiéndose desarrollar en más de un determinado contexto con el objetivo de victimizar a la persona objeto de las agresiones.
Siguiendo el hilo de las definiciones presentadas, nos centraremos en el bullying que se realiza dentro del contexto escolar. Aunque cabe destacar que las acciones de bullying se pueden extrapolar a otros contextos como por ejemplo el laboral.
Además, la relación es de dominio por parte del agresor y dominio por parte de la víctima. ¿Esto significa que si a mi hijo en el colegio el mismo personaje le insulta durante una semana es bulliyng? Si es algo puntual que se ha producido durante este tiempo, no es necesariamente bulliyng. La primera pregunta que nos haríamos es qué tipo de conflicto tienen para llegar a esta situación. Y posiblemente la siguiente es si existe victimización. Es decir, quizás nuestro hijo tiene los recursos suficientes para afrontar de manera autónoma esta situación y no cae en la victimización. Si nuestro hijo no es capaz de enfrentarse a la situación y se somete al agresor, sería muy diferente y deberíamos empezar a plantearnos en qué contexto se produce la agresión, qué consecuencias tiene para nuestro hijo y qué rol desarrolla.
Del mismo modo, una broma puntual de mal gusto no sería bullying, ni una pelea eventual entre iguales donde la fuerza sea similar.
Lo que hay que dejar claro es que el bullying es un comportamiento que se aprende. Es una conducta que se imita. La esperanza está en que del mismo modo que se aprende, se puede modificar o sustituir por otras conductas prosociales. Ahí entra entran en juego los equipos de profesionales para orientar la intervención.
2. CÓMO DETECTAR BULLYING
Ahora que sabemos lo que significa el bullying, podemos empezar a hablar de cómo detectarlo. ¿Qué factores tenemos que tener en cuenta para empezar a hablar de bullying?
Podemos dividirlos en dos categorías. Una primera categoría de factores principales. Es decir, los factores en los que si están presentes hay una alta probabilidad de que se esté desarrollando el bullying. Luego existe una segunda categoría de factores secundarios que pueden estar presentes o no, pero que complementan la acción.
Los tres factores principales que van a determinar si una situación es bullying son los siguientes:
– Existe un desequilibrio de poder. De alguna manera, el agresor se sitúa por encima de la víctima. Ya sea a nivel físico, psicológico o social.
– Las agresiones se mantienen en el tiempo. Se repiten las mismas agresiones en los mismos contextos.
– La intencionalidad con la que se realizan las acciones es con el objetivo de dominar a la otra persona, de hacerla sufrir, de humillarla.
Para que nos hagamos una idea, dentro del ámbito educativo, el bullying se produce cuando un estudiantes es acosado de manera repetida por de uno o más estudiantes mediante acciones que le perjudican sin poder defenderse. Por lo tanto, implica un desequilibrio de poder entre las personas vinculadas.
Además, hay que tener en cuenta factores secundarios:
– Esta relación entre victima y agresor no es secreta, pero el grupo de referencia desconoce la amplitud de las consecuencias. Por lo tanto se produce un silencio cómplice. Por poner un ejemplo, la clase sabe que Juan y Antonio tienen problemas, pero no actúa porque son sus cosas.
– En el ámbito educativo, los adultos desconocen esta situación.
– Hay multitud de formas en las que se expresa la agresión. Una mirada, un gesto…
– La victima no tiene capacidad de reacción y suele sufrir el rechazo del grupo por ser juzgada como débil, insegura o introvertida.
– El agresor suele tener falta de control y de límites.
– El agresor se fija en personas con menos recursos o habilidades, lo que le deja en un nivel superior a ella.
Es necesario tener estos factores presentes para poder responder eficientemente a la situación. Un diagnóstico impreciso puede hacer que el bullying continúe desarrollándose y por lo tanto, ahonde las consecuencias para la víctima.
Si se diesen al menos los factores principales serían ejemplo de bullying acciones en las que existen insultos, se burlas, motes hirientes, hay exclusión de su grupo de referencia, amenazas, se busca que el grupo rechace a la víctima, existe violencia física, se dicen mentiras o rumores, o cuando se le envían mensajes o notas con el objetivo de hacer daño.
1. Acosar es más que bromear. La principal forma de acoso es a través de burlas o bromas pesadas. Hay que dejar bien claro qué es una broma y qué no. En el momento en el la víctima se siente atacada, la broma ha dejado de existir. Tras la broma, la forma de acoso más habitual es la agresión física y luego la exclusión social.
2. Cualquier persona puede ser acosadora. Cualquier persona que mantenga en el tiempo un situación de abuso físico o psicológico se convierte en acosadora.
3, Cualquiera puede ser una víctima.
4. Afecta a toda la comunidad educativa, por lo tanto podemos trabajar conjuntamente para encontrar soluciones.
Por eso es imprescindible tener herramientas objetivas y exactas para poder valorar los casos. Como por ejemplo, pasar cuestionarios validados en clase que nos permitan conocer la existencia de bullying. Instrumentos como el sociograma pueden ser complementarios para saber de primera mano cómo son las relaciones entre compañeros en clase y así prevenir situaciones de bullying.
3. TIPOS DE BULLYING
Cuando hablamos de tipos de bullying, hacemos referencia a la manera en la que se presenta el bullying dentro del ámbito educativo. Se puede presentar en:
– Agresión física: maltrato físico ya sea a la víctima o a su material. Entraría dentro de esta categoría el robo de material, golpes, pellizcos…
– Agresión verbal: bromas de mal gusto mantenidas en el tiempo, insultos, motes
– Exclusión social: el agresor puede presionar al grupo para que aísle a la víctima, puede generar bulos sobre ella, puede dejarle en evidencia en público u obligarle a actuar en contra de su voluntad.
– Agresión sexual: el acoso puede darse de manera sexual, presentándose en forma de comentarios sobre condición sexual o tocamientos.
– Ciberbullying. El ciberbullying es el bullying que se realiza a través de las tecnologías. Se puede desarrollar en plataformas de mensajería (como por ejemplo Whatsapp), a través de los chat de los videojuegos o en redes sociales.
Las agresiones se pueden presentar en forma de insultos, chantajes, amenazas, uso inadecuado de fotografías y videos. Se busca humillar a la víctima.
El gran factor que lo convierte exponencialmente más peligroso que el bullying escolar es que se puede desarrollar en cualquier momento, en cualquier lugar. Se puede dar el caso que además de que una víctima sea objeto del bullying escolar, lo sea de ciberbullying. Este hecho multiplica las consecuencias para la víctima.
Otro de los problemas que genera el ciberbullying, es que la victima de bullying escolar se puede convertir en agresor en las nuevas tecnologías, puesto que utiliza estas agresiones para dejar de sentirse inferior y desinhibirse de la situación que sufre.
Otro de los aspectos determinantes del ciberbullying es que el agresor no ve las emociones de la víctima, por lo que no es capaz de empatizar con ella ni de controlar hasta qué punto sus acciones están teniendo consecuencias para ella. No es consciente del daño que genera.
4. ROLES DENTRO DE UNA SITUACIÓN DE BULLYING
Para entender cómo se sostiene el bullying en el tiempo, hay que entender las relaciones que se producen entre las diferentes partes.
Existen tres partes: víctima, agresor y espectadores. Si el bullying se mantiene es porque, entre otros factores, existe una ley del silencio que permite que se siga reproduciendo. Además de que a la persona que denuncia la acción, se le concibe como chivato y es condenado por el grupo. Veamos las características de los roles:
4.1 AGRESOR.
El agresor es la persona que somete a la víctima. Por supuesto, en contra de su voluntad. Puede ser una o más personas.
Las personas agresoras suelen tener un temperamento dominante e impulsivo, mediante el cual se busca humillar al otro para ejercer su control. No suelen conocer límites ni normas, por lo que no reconocen la autoridad. Afrontan la resolución de conflictos de manera violenta, ya sea física o verbalmente. Además, su capacidad para manejar la frustración es escueta, siendo frecuente episodios de ira incontrolada.
De alguna manera, ya sea activa o pasivamente, reciben el respaldo de sus compañeros. Por lo tanto, reciben una recompensa social por su forma de actuar, lo que hace que su conducta se mantenga. Así, puede ser una persona con un índice alto de popularidad. Eso sí, con el apoyo del grupo normalmente por el miedo a sus reacciones y ser víctima de sus ataques.
Además, la persona que agrede suele presentar una baja autoestima dentro del ámbito académico. Al igual que cualquier persona puede convertirse en víctima, cualquier persona puede apoyar al agresor convirtiéndose en su cómplice para evitar ser víctima.
Del mismo modo, se puede catalogar al agresor con dos perfiles distintos:
Un perfil de agresor que posee habilidades sociales que le permitan manipular a personas de su alrededor para que sean sus cómplices.
Y otro perfil que no tiene estas habilidades ni recursos de persuasión, lo que hace que utilice las agresiones directamente sobre la víctima con la intención de hacerle daño y sentirse superior.
Existe un tipo de perfil de acosador que al mismo tiempo es acosado. Son estudiantes que son acosador y al mismo tiempo reproducen las acciones acosadoras a otro estudiante. Este perfil de estudiante tiene dificultades para relacionarse tanto con sus iguales como con el profesorado. Su forma de afrontar los conflictos es atacando, puesto que sus habilidades sociales no están desarrolladas.
4.1.1 CÓMO DETECTAR AL AGRESOR
Los principales indicadores que pueden encender las alarmas para encontrarnos frente a un agresor son el desafío a la autoridad, la falta de límites, muestra de enfado frecuente y constante, hace uso de insultos hacia sus iguales y los desprecia, muestra desmotivación, no quiere participar de la dinámica de la clase, tiene un bajo autocontrol, no teme hacer uso de la fuerza para conseguir lo que quiere, falta de asertividad y empatía.
4.2 VICTIMA
Por un lado tenemos a la víctima. Es una persona que está bajo la sumisión del agresor. Sufre la violencia física, psíquica o social.
Hay un perfil de víctima que por su carencias en habilidades sociales o por su singularidad particular (es diferente al resto) no es capaz de tener relaciones estándar con sus compañeros, lo que genera rechazo por parte del grupo al poder sentirse agredidos por la víctima de alguna manera. Por ejemplo, una persona carente de habilidades sociales con un tono alto o una persona que impulsiva incapaz de controlarse, puede generar una percepción de ataque por parte del grupo que sea respondido con violencia en sus diferentes facetas. Esto llama a atención de los agresores porque lo ven como un signo de debilidad del cual aprovecharse.
El perfil de víctima es el de personas inseguras o con baja autoestima. Especialmente miedosas y tímidas. Con un déficit en las habilidades sociales que le impide defenderse o afrontar la situación de manera exitosa. La falta de asertividad suele ser una característica común, además de estar sobrepotegidos en el ámbito familiar.
Además, el perfil de víctima de bullying está unido a personas introvertidas, con pocas amistades. A la hora de relacionarse con sus iguales se muestran incómodos, sin saber cómo actuar. Se puede dar el caso de que se sientan culpables por la situación de bullying que sufren.
Avilés (2006) clasifica el tipo de víctima en:
-Víctima pasiva: Es el tipo de víctima más frecuente. Mantienen su silencio, lo que dificulta que se detecte el bullying. Frente a las agresiones que recibe, no suele responder. Son personas que presentan una baja autoestima, inseguridad y con apariencia física débil.
-Víctima provocadora: Su conducta dentro del grupo de referencia genera rechazo por ser un comportamiento demasiado activo o catalogado de inadecuado. Muestran un comportamiento hiperactivo que incomoda.
– La víctima agresiva puede llegar a agredir a un igual en un momento dado.
– La víctima reactiva es la víctima que responde de manera violenta al agresor, lo que hace que este cese en sus agresiones y no se llegue a producir bullying.
Cabe mencionar que las víctimas con un perfil agresivo y reactivo, responden activa y agresivamente a las agresiones del agresor. Estos son los prototipos de víctima, pero es necesario aclarar que nadie está exento de ser una victima potencial de bullying.
4.2.1 INDICADORES PARA IDENTIFICAR A LA VICTIMA
La víctima mantiene una actitud miedosa que se refleja en acciones como la huida, el bloqueo o la evitación. Como por ejemplo, se puede observar que utiliza rutas alternativas para acudir al centro, le entra ansiedad por ir a clase, se aísla respecto a su grupo de amigos y le cuesta salir de casa. Puede buscar la proximidad de los profesores, aislarse en el patio o relacionarse con compañeros más pequeños.
Otro indicador es el bajo rendimiento académico que se da desde que se produce el bullying.
Puede presentar dolores físicos, cambios en el estado anímico, inestabilidad emocional, somatizaciones (muy común el dolor de cabeza o de estómago), perdida del apetito o del sueño o fingir encontrarse indispuesto para no enfrentarse a ciertas situaciones. Además, dentro del grupo, adquiere el rol de payaso. Siendo el objeto de burlas o bromas pesadas.
4.3 ESPECTADORES
Son las personas que observan directamente las agresiones.
Si la conducta de los agresores se mantiene en el tiempo es porque hay alguien que lo permite. Y quienes lo permiten son los espectadores: los testigos del bullying que observan los hechos sin realizar ninguna acción para impedir que se produzca, ya sea en el mismo momento o en un futuro. Los espectadores refuerzan la conducta de los agresores, puesto que la persona que abusa se siente reforzada y empoderada por el grupo. Por lo tanto, apoyan sus acciones. Es posible que si se le pregunta por una acción del agresor, se muestren nerviosos y no sepan cómo actuar.
Según Avilés, se puede definir cuatro tipos de espectadores. Los espectadores activos son los que colaboran con el agresor. Los espectadores pasivos son los que refuerzan con sus conductas o silencio. Los espectadores prosociales son los que ayudan a la víctima. Los espectadores puros se dedican a contemplar la situación.
5. CAUSAS DEL BULLYING
Las causas del bullying se pueden recoger en los distintos factores de riesgo en los diferentes contextos del agresor y la víctima. Nos centramos en las causas por las que un agresor puede actuar haciendo bullying en base al contexto personal y familiar, y al contexto educativo. La combinación de los factores de riesgo pueda dar como resultado una situación de bullying.
Centrándonos en el agresor, las causas de que realice este tipo de agresiones se pueden observar en:
– Una supervisión insuficiente o nula de sus conductas por parte de los adultos. Y si hay supervisión, no hay reacción frente a las conductas indeseadas.
– La existencia de una recompensa por su conducta. Por lo que actúa así porque recibe lo que quiere.
– Conducta agresiva dentro del ámbito familiar. Y aquí nos centramos en el aprendizaje por modelaje o imitación. Se puede concluir que las conductas agresivas dentro del núcleo familiar condicionan que la falta de afecto sea alta.
– Recibir castigos desproporcionados, poco planificados y insuficientes. Ya sean castigos a nivel físico o psicológico.
– Recibir abusos por parte de sus iguales, ya sea dentro o fuera del centro escolar puede ser desencadenante de bullying por parte de agresor. Aquí nos encontraríamos con la clásica respuesta “lo hago porque me lo hacen” o “si los demás lo hacen yo también lo puedo hacer”.
– Otra causa o factor puede ser que tengan un bajo nivel de afecto y atención y con su comportamiento busquen llamar la atención. Este bajo nivel de cariño puede producirse o porque no hay muestras de afecto o porque el feedback que tiene el agresor es muy mayoritariamente negativo.
– Existe un sentimiento de inferioridad por parte del agresor, fruto de un bajo autoconcepto. Desarrollan acciones de acoso para mostrar su superioridad y evitar ser víctimas.
– El consumo de estupefacientes y alcohol es un factor de riesgo a la hora de realizar acoso.
Por otro lado, las causas por las que un agresor puede actuar pueden derivarse de las condiciones en las que se encuentra el centro educativo en el que se sitúa. Así, nos podemos encontrar que el agresor tiene un clima perfecto para actuar en centros donde:
– Exista un alto número de alumnado. Es estadística: cuanto mayor número de alumnos, más probabilidades de que suceda.
– Centros donde el incumplimiento de normas no tenga repercusión por parte de la directiva.
– El ratio por aula es elevado, generando una convivencia condicionada por el número de alumnos y la capacidad del docente para gestionar el clima. A cuantos más alumnos por clase, más dificultad.
– La autoridad de la directiva no está reconocida por parte del alumnado.
– El alumnado no sea participe de la vida del centro, sin dejarle tomar decisiones.
– Falta de cohesión entre el equipo docente y la directiva, pudiendo generar incoherencias a la hora de actuar en distintas situaciones donde exista agresión o conflicto. Además de estos factores que condicionan que se desarrollen actos de bullying, se puede decir que las principales causas de que se produzca bullying son la falta de detección, la ley del silencio que permite que se mantenga en el tiempo y una prevención nula o insuficiente frente a situaciones de acoso.
6. CONSECUENCIAS DEL BULLYING
Las consecuencias que genera una situación de bullying se ven reflejadas principalmente en sus actores. Y por supuesto, condiciona la convivencia del centro educativo. Y es que acoso escolar tiene consecuencias para todos los actores que se ven envueltos en una situación de bullying.
6.1. CONSECUENCIAS PARA LA VÍCTIMA
Las consecuencias generalmente son:
-Fracaso y absentismo escolar.
-Tendencia a la depresión y a tener ansiedad. En algunos casos, ideas suicidas. En situaciones extremas ha llegado haber suicidio.
-Sentimiento de culpabilidad.
-Baja autoestima y un autoconcepto pobre.
-Aislamiento social, niveles altos de introversión. Así como timidez y trastornos en la conducta.
-Creencias limitantes que le bloquean.
-Repercusiones negativas en el aspecto emocional. Expresión incontrolada de las emociones como, por ejemplo, la ira.
-Apatía
-Evitar acudir al centro educativo.
Si reagrupamos las consecuencias en cómo afectan a la víctima en diferentes aspectos, nos podemos encontrar con que:
– A nivel psicológico se genera infelicidad general, autoestima baja y sentimientos de cólera y tristeza. Por lo que el bienestar psicológico queda mermado. Hay niveles altos de ansiedad, depresión y pensamiento suicida.
– A nivel social existe aversión expresada hacia la escuela, manifestación de soledad, aislamiento y absentismo.
– A nivel físico puede darse el caso de psicomatizar la situación, por lo que generalmente se presentan desordenes trastornos físicos. Por ejemplo, insomnio, trastornos alimenticios…
6.2. CONSECUENCIAS PARA EL AGRESOR.
Generalmente, las consecuencias que se le plantean al agresor suelen ser:
-Relaciones sociales negativas. Incapaz de tener relaciones sanas.
-Conductas antisociales, pudiéndose dar el caso de acciones delictivas.
-Incumplimiento de normas y desafío a la autoridad.
-Alta autoestima al sentirse fuerte y superior a la víctima, pero con un autoconcepto negativo de sí mismo.
-Déficit de empatía, lo que imposibilidad comprender las consecuencias de sus acciones. Por lo que esta falta de empatía no le impide continuar realizando bullying ya que es insensible a los sentimientos de la víctima.
-Rendimiento escolar escaso.
-Así como en la víctima suele estar presente un sentimiento de culpabilidad, en el agresor no es así. Por lo que en ocasiones no reconoce sus acciones.
El agresor puede aprender que con la conducta de agresión puede obtener lo que quiere, ya sea superioridad, estatus en un grupo o como medio para conseguir algo material. Esto abre la puerta a que continúe reproduciendo este comportamiento y termine delinquiendo con el fin de conseguir sus objetivos.
6.3 CONSECUENCIAS PARA LOS ESPECTADORES
Las consecuencias para los espectadores se pueden observar en:
-Sentimiento de culpabilidad por no actuar en situaciones donde se producen agresiones a un igual.
-Miedo al agresor y sumisión al agresor por miedo.
-Falta de empatía y de sensibilidad. De alguna forma normaliza las acciones de bullying.
Para los espectadores puede suponer un aprendizaje a la hora de cómo actuar en situaciones en las que se produce agresión. Además puede generar tolerancia y hasta valorar como aceptable la conducta del agresor.
7.QUÉ HACER ANTE EL BULLYING
El principal problema de las victimas de bullying es… ¡Que no lo dicen! Algo tan sencillo y a la vez tan complicado. Para ponerle freno a los agresores, el primer paso es saber que hay una situación de abuso. A partir de ahí se puede parar y cambiar la situación. Sin embargo, si pasa desapercibida el bullying se puede mantener en el tiempo y por lo tanto empeorar las consecuencias para la victima.
Todo suena genial así visto, pero ¿qué herramientas tenemos para que se identifique el bullying?
7.1 QUÉ PUEDE HACER EL ALUMNADO FRENTE AL BULLYING
Los abusones atacan directamente a la autoestima de la victima. Por lo tanto, a las personas que muestran seguridad y una elevada autoestima difícilmente van a internar coaccionar. Algo tan simple como mantener una postura corporal erguida, una sonrisa, un tono de voz firme, la cabeza alta y mirada a los ojos puede ser un primer elemento de persuasión. Si tu cuerpo actúa con seguridad, el inconsciente acabará por sentirse seguro.
Mostrar calma y seguridad hará hasta el momento de pedir ayuda a un adulto puede mejorar la situación de manera preventiva hasta que se pueda actuar.
Es importante dejar claro que la situación que está provocando el agresor no gusta, por lo que hay que pedir que pare. Incluso se le pueden advertir las consecuencias de continuar con la acción para que sea consciente de lo transcendental que es. Por ejemplo: como continúes así hablaré con el tutor.
Si consideras que la situación continúa y te sientes agobiado: grita y pide ayuda. Las personas que están a tu alrededor sabrán que necesitas ayuda y el agresor posiblemente pare por sentirse señalado. Puede ser una gran idea ensayar en casa lo que se le puede decir a un abusón. Rol playing con frases que puedes decir en caso de que se metan contigo, así a la hora de la verdad te sentirás seguro.
Piensa que contando tu situación, no solo te estás ayudando a ti mismo, sino que también estás ayudando a las personas que tienen una situación parecida a la tuya.
7.2 QUÉ PUEDE HACER EL PROFESORADO FRENTE AL BULLYING
Parece obvio, pero el primer paso para atacar al bullying es saber qué es. Por lo tanto, es imprescindible tener información sobre qué es el bullying, qué protocolos de actuación hay en el centro y qué está en tu mano a la hora de prevenirlo, como por ejemplo, transmitiendo al alumnado valores prosociales.
El segundo paso es sensibilizar a la clase sobre lo que es y lo que no es el bullying. Establecer normas y consecuencias para esta situación. Con el alumnado hay que hacer hincapié en la función que realizan los espectadores, pues son ellos quienes con su pasividad o complicidad hace que se mantenga la situación. No hay que dudar de hablar abiertamente del bullying con el alumnado. Además, el profesorado debe estar atento dentro del centro para poder detectar posibles casos de bullying. Tan solo hay que prestar atención a lo que sucede.
Del mismo modo, es fundamental registrar y derivar la información sobre posibles casos a la directiva.
Si se detecta un caso, comunicarlo y apoyar a la víctima. Si no se sabe cómo apoyarla, derivar a los profesionales del centro que sí que saben cómo actuar.
Además, dentro del plan de acción tutorial hay un abanico enorme que posibilita trabajar la prevención del bullying de una forma eficiente. Ya sea a través de dinámicas, cuestionarios, sociogramas o cualquier herramienta destinada a la búsqueda de una convivencia sana dentro de la clase y del centro. La concienciación es una de las herramientas más potentes que posee el profesorado.
7.3 QUÉ PUEDE HACER LA FAMILIA FRENTE AL BULLYING
Hay ciertos indicativos que hemos visto anteriormente pueden facilitar a la familia información. Por lo tanto, respecto a la pregunta de qué puede hacer la familia, la respuesta es prestar atención al comportamiento del hijo/a, tener unos canales de comunicación sólidos y en caso de sospechar, informar directamente al centro educativo para que actúe en consecuencia.
Algunas recomendaciones pueden ser hablar con él o ella de manera empática para saber qué está pasando, sin juzgarle y preocupándose sinceramente por su situación. Hablar con tutor o dirección para obtener y/o comunicar la situación. Y además se le puede enseñar a habilidades para afrontar la situación de bullying, ya sean técnicas comunicativas orientadas a la asertividad o de defensa propia. No hay que dudas en preguntar a un profesional ante cualquier duda.
7.4 QUÉ PUEDE HACER EL CENTRO
Principalmente el centro puede hacer dos trabajar dos aspectos: la prevención primaria y la secundaria. Es decir, primero generar estrategias para prevenir el bullying y si se da el caso de acoso, tener protocolos de actuación que permitan intervenir romper con el bullying.
Respecto a la prevención primaria, el centro tiene que tener previstas las acciones dentro del plan de convivencia. Estructurar y establecer qué hace para prevenir casos de bullying y tener una convivencia sana dentro del centro educativo.
A la hora de crear un plan de convivencia para prevenir el bullying se deben tener en cuenta aspectos:
-Sensibilización y coherencia del equipo docente.
– Herramientas de diagnóstico. Obervación, encuestas, dinámicas en clase, sociograma.
– Plan de acción tutorial coherente con las lineas de actuación.
– Atención individualizada al alumnado.
– Protocolos y estrategias de intervención con víctima y agresor.
Respecto a la prevención secundaria, cuando el caso se ha detectado, se debe poner en marcha el protocolo antibullying, generalmente proporcionado al centro por la autoridad educativa pertinente.
8. REFERENCIAS
Avilés, J. M. (2006a). Bullying: el maltrato entre iguales. Agresores, víctimas y testigos en la escuela. Salamanca: Amarú.